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PRESAS DE LA URBANIZACIÓN 

“Egoyá y La Dulcera son colectores que fueron enterrados y olvidados hace muchos años, los empresarios y los ciudadanos omiten el tema de riesgo que está por venir, pues ese muerto en cualquier momento resucita”, dijo Víctor Zuluaga, historiador de Pereira.

Pereira, cuenta con 476.660 habitantes, es la ciudad más poblada del Eje Cafetero y junto a los municipios de Dosquebradas y  La Virginia constituyen el Área Metropolitana de Centro-Occidente. Entre las tres  acogen a  709. 338 habitantes.

Víctor Zuluaga es uno de los historiadores que mejor conoce el origen y los avances de la ciudad. A sus 70 años todavía tiene suficiente memoria para contar, por ejemplo, que en 1805 Pereira era una zona verde que hacía parte de Cartago Viejo, en el norte del Valle del Cauca, muchos habitantes de sectores cercanos se les apetecía obtener estas tierras selváticas en aquella época, puesto que su terreno era apto para la vivencia de habitantes y urbanización.

Fuente: foto tomada de Internet 2020.

Una de las características que llamaba la atención de este terreno fue la  diversidad de ríos, naturaleza, el clima y su alto número de hectáreas fértiles,  por ende Manuel Antonio Gómez de la Asprilla, hijo de Salvador Gómez de la Asprilla, -un esclavista y dueño de minas del chocó- compra las tierras abandonadas al rey de España en febrero de 1810,  pero esta compra se vio afectada con el grito de la independencia el 20 de julio de ese mismo año,  ya que todos los títulos de tierras no se obtuvieron, sin embargo, llegó la época republicana, que permitió la validación de los títulos y ventas; Asprilla obtuvo su terreno.

En 1847 fue necesario que un juez letrado llegara desde Popayán para determinar las hectáreas que le correspondían a cada persona que había comprado predio, para esto no solo llamaron al juez, sino que también se citaron a los indígenas de Pintaná de los Cerros y a José Francisco Pereira Martínez, ya que este tenía adquisición de tierras que iban desde Pintaná hasta la quebrada de Partidas, en lo que hoy es el Aeropuerto Internacional Matecaña.

Víctor Zuluaga mencionó que, José Francisco Pereira Martínez - abogado de alto prestigio en esa época-  era uno de los dueños de lo que antes era Cartago Viejo y él empezó el conteo del área correspondiente de cada uno, hicieron uso de una cabuya que tenía 80 metros para contabilizar el terreno y comenzaron  así desde el actual parque Olaya, para contar en total 50 cuadras, cuando llegaron a la cuadra 46 José Francisco Pereira Martínez dijo: “Hasta aquí permito que se dé posesión, porque de ahí en adelante es propiedad mía”, robándole así cuatro cuadras a Manuel Antonio Gómez de la Asprilla.

Fuente: fotos tomadas de la página de Facebook: 'Fotos antiguas de Pereira' 2020.

Con el tiempo, Asprilla muere y pasa como heredero su hijo Ramón Gómez de la Asprilla, quien queda propietario de una gran parte del territorio de la ciudad,  principalmente del contadero de Egoyá, que estaba ubicado en lo que hoy es el parque Olaya  -entre la calle 20 y 21-,  este sector era cotidianamente el recorrido por los diferentes ciudadanos de paso, allí era el punto central  donde el Egoyá formaba una ‘Y’,  por un lado llevaba al Tolima y por el otro se dirigía hacia Antioquia; esta zona era categorizada como lugar de paso para todos aquellos arrieros y campesinos de diferentes sectores del país.

A partir de 1870 y sobre todo como resultado de las guerras civiles de 1876 y 1885, la región recibió una nueva oleada de inmigrantes procedentes de Antioquia y la comunidad pereirana aumentó  su población  y su número de visitantes, dado a eso la industria comercial comenzó a establecerse y comenzó a ver un interés significativo en torno a las  construcciones de obras de infraestructura.

Un estudio que se presentó como tesis doctoral en 2013, por Jorge Andrés Rivera, en la Universidad de Barcelona, España,  titulado  ‘Proceso de urbanización y agentes urbanos en Pereira, Colombia’ se afirma que durante la década de los ochenta, del siglo pasado, comenzaron a desarrollarse dos aspectos económicos importantes para el crecimiento urbano de Pereira. En primer lugar, la producción del sector agroindustrial cafetero, que se intensificó con el paso del tiempo, y el crecimiento de utilidades derivadas de los altos precios que alcanzó este producto agrícola, lo que  permitió la circulación de capitales hacia el sector inmobiliario y de la construcción.

El segundo aspecto que mencionó la anterior tesis fue que se originó el Programa Internacional de Deslocalización Industrial de los Países Desarrollados, gracias a que se destacaron las diferentes inversiones en infraestructura vial y servicios públicos, efectuadas por la Federación Nacional de Cafeteros y el Estado colombiano para impulsar a Pereira como polo desarrollo del país.

Por ello los propietarios de diferentes tierras comenzaron a visualizar proyectos de inversión relacionados con la construcción dentro de la capital risaraldense, lo que obligó a desarrollar sistemas de manejos de aguas y canalizar las diversas quebradas como la de Egoyá (1935), La Dulcera (1983), Boston (1994), El Oso (2004), entre otras que atraviesan la ciudad. Todo esto con el objetivo de lograr incrementar las vías, diseñar viviendas y edificaciones a gran escala que equivale a establecimientos locales o apartamentos.

Además, Víctor Zuluaga asegura que  en aquella época cuidar zonas verdes y el medio ambiente no era relevante y los estudios de mantenimiento del agua no existían, se comenzó a ver contaminación en los ríos y quebradas, basuras en ellos  y sobre todo  fuertes olores, encima de eso, el Colector Egoyá era parte de la ciudad de Pereira como un lugar donde las personas iban a pescar,  y con el tiempo la convirtieron en un alcantarillado, atrajeron a ella las aguas negras, los malos olores se intensificaron y estos ya no fueron soportados, es por esto que se decidió canalizar la quebrada sin planeación ni estudios, se usaron materiales de mala calidad y convirtió  el cauce en el Colector Egoyá, un desagüe de aguas lluvias y aguas servidas.

En lo que se convirtió Egoyá

La construcción del colector se hizo sin planeación y sin estudio de los terrenos, las personas comenzaron a recoger concreto y ladrillo, taparon  la quebrada sin ninguna precaución de las consecuencias que podía traer, solo pensaron en que iba a tener  mayor posibilidad de urbanización en la ciudad. Víctor Zuluaga lo comenta así: ‘‘Así que Egoyá fue sepultado, y con él las diferentes cañerías y acueductos construidos en la ciudad, estos últimos con el fin de empezar a brindar servicios públicos a los ciudadanos’’.

Con el paso del tiempo la ciudad creció: nuevas urbanizaciones, largas  vías y edificaciones, pero el peso de la infraestructura  hizo que las aguas negras que se transportaban por debajo de los suelos en donde está ubicado Egoyá se fueran filtrando, deterioraron el concreto y el Colector empezó a quedar sin ninguna protección técnica.

Un estudio que se presentó como tesis doctoral en 1998, por Jairo Ordillo Torres y James Marino Córdoba, en la Universidad Tecnológica de Pereira que se titula  ‘El Colector Egoyá un riesgo sanitario ambiental inminente y un reto económico financiero interinstitucional para el desarrollo urbanístico de Pereira’ afirma que en 1996 las Empresas Públicas de Pereira realizaron investigaciones acerca del estado del colector. La indagación evidenció algunos hallazgos como defectos en los tramos comprendidos entre la Calle 22 cerca al Centro Comercial Victoria y la Calle  27 en el que está ubicado el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, con estado crítico y con posibilidad de colapso; se gestionó la adquisición de $1.000 millones con FINDETER –Financiera de Desarrollo Territorial- con el fin de adelantar trabajos, investigaciones, asesorías y rehabilitación del colector.

Sin embargo, 20 años después, en 2016 el Colector Egoyá siguió presentando fallas, debido a la poca capacidad de soportar el peso de las estructuras a las que estaba subordinado, esto sin contar el mal estado de los rellenos y el deterioro de los materiales que fueron utilizados para la construcción de la canalización. Según Zuluaga el deterioro del Colector ha sido un riesgo inminente para Pereira desde su construcción en 1935 por la deficiencia que ha presentado durante todos estos años, siempre ha estado la inseguridad en las edificaciones por un posible derrumbe.

El recorrido de Egoyá y el estado en que se encontraba

El Colector atraviesa gran parte de la ciudad de oriente a occidente, nace en el sector La Rebecca, zona ubicada en la Calle 4 de la Avenida Circunvalar y termina en la Calle 46, en el barrio Turín, un recorrido de 4.416 metros, dividido en cuatro tramos:

Inicia en la Calle 3 hasta la Calle 10, tiene una longitud de 700 metros y una profundidad promedio de cinco  metros. Fue construido en 1950,  el último de todos . Su estado es  regular, y se mantiene en alerta amarilla  por el alto grado de deterioro en sus paredes laterales. El segundo se inicia en la Calle 10 hasta la Calle 16, fue diseñado entre 1930 y 1935, con materiales simples, sin una planeación de estructura, su estado es crítico por las grietas que presenta en sus paredes, pero no se manifiestan con ninguna solución. El tercero va desde la de la Calle 16 hasta la Calle 22, fue construido entre  1935 y 1940, su deterioro ya estaba muy avanzado, se encontraba en alerta roja y el peligro ya se veía venir, después de 69 años, en 2018 la administración de Pereira decidió su intervención.

Dado que en este tercer tramo se estaba debilitando con el paso del tiempo, a causa de la construcción de edificaciones  y los sismos de 1995 y 1999, la Alcaldía de Pereira (2016) hizo un estudio y afirmó que las paredes estaban agrietadas y empezaba a haber filtraciones de agua en la arquitectura del sector.

Una noticia publicada en la página de Radio Caracol (2017) indicó que ingenieros de la empresa Aguas y Aguas de Pereira (2017), emitieron una alerta a la ciudad por medio del exconcejal Carlos Alfredo Crosthwaite frente al riesgo que estaba presentando el Colector Egoyá, pues a causa de las aguas lluvias había llegado a la capacidad máxima de la tubería subterránea que canalizaba la quebrada, según Crosthwaite era necesario que se interviniera el colector de manera rápida porque el riesgo es inminente. El estudio presentado por Aguas y Aguas de Pereira (2017) anunció consecuencias que podrían presentarse de no ser reparado; se dañaría el canal de forma permanente o se inundaría la vía por el incremento de lluvias.

En un vídeo publicado en YouTube por la empresa contratada por la Alcaldía de Pereira, VideoBrandColombia, –dedicada a realizar videos a diferentes organizaciones del país- (2017) llamado ‘‘El Nuevo Egoyá’’ expone las consecuencias que se hubiesen presentado si no se hubiera hecho una intervención pronta: pérdidas humanas estimadas en 200 personas sin contar aquellas que estuvieran transitando la zona, afectación de 101 locales industriales y 55 establecimientos oficiales, deterioro de las redes de alcantarillado y acueducto ocasionando interrupción en los servicios públicos domiciliarios, problemas de salud pública debido a la contaminación del suelo y el entorno con malos olores, además alteraciones económicas. Ver video aquí: 

Para impedir el desastre, la empresa Aguas y Aguas de Pereira contrató a la empresa consultora Diego Jaramillo Gómez Construcciones y al ingeniero civil de la región, Rodrigo Cárdenas García, para llevar a cabo el proyecto Nuevo Egoyá, donde se planeó intervenir el tramo tres,  el cual se encontraba  deteriorado, para que  fuese clausurado y sus aguas fueran re direccionadas hacia el nuevo colector; la canalización fue escavada por debajo de la Carrera 12 entre Calle 16 y 22, a lo largo de este tramo, cada 15 metros, se realizó una excavación que facilitaría la perforación, el ingreso de personal, de maquinaria y de la tubería que sería instalada.

Asimismo, el alcalde de aquel tiempo, Juan Pablo Gallo, anunció que la empresa Aguas y Aguas de Pereira pidió un préstamo a FINDETER - Financiera de Desarrollo Territorial-  de un total de $27 mil millones de pesos para elaborar el proyecto del túnel, aun así el presupuesto que se tenía calculado era de $21.534 millones de pesos, en caso que no se hubiese hecho una mediación rápida se pudo llegar a presentar un colapso de la tubería, que costaría aproximadamente $150 mil millones de pesos, casi siete  veces más de lo que cuesta la solución propuesta.

Fuente: fotos tomadas de Internet 2020.

El cuarto y último tramo finaliza su recorrido en la Calle 22  hasta  la Calle 46 y desemboca en el río Otún. Fue construido en 1945 con un box coulvert en concreto reforzado, esta construcción sí fue planeada, se realizaron los estudios requeridos  y su estado hoy en día es bueno, gracias al tratamiento que recibió en 1998, esto debido al  alto riesgo que presentaba.

Lo que era de La Dulcera y lo que sucede ahora

Fuente: totos tomadas de la página de Facebook: 'Fotos antiguas de Pereira' 2020.

Armando Villegas,  ingeniero civil en uso de su pensión y quien colaboró gran parte de su vida en realizar estudios y cálculos de suelos en el sector de Pinares,  cuenta que en el año 1920 el terreno de Pinares, antes llamado Ana Julia, era propiedad de un cafetero llamado Luis Jaramillo Walker,  uno de los grandes exportadores de café a nivel nacional. En  1974 Jaramillo decidió vender sus tierras  para que comenzaran a construir casas en la zona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Afirma Villegas que luego, 11 años después llegó Habib Merheg, un comerciante, sin constructoras ni ingenieros a canalizar el tramo 1 de la quebrada La Dulcera con ayuda de obreros para poder urbanizar el barrio, esto lo hizo con escombros y tierra que sobraba de otras construcciones, sin compactación ni una forma adecuada de canalizar comenzó a sepultar la quebrada con una mala intervención.

Con el tiempo, 37 años después, esto sería una peligrosa realidad. Para entonces, en 2017, se conoció que La Dulcera, una quebrada canalizada del sector de Pinares del año (1983),  tiene un tramo el cual nace en la Calle 4 hasta la Carrera 18, del barrio Pinares, ubicado al oriente de la ciudad, desde el conjunto residencial Alquitrabe (localizado en la carrera 16),  hasta  la Clínica Pinares Médica. En el que existe una alerta decretada por la empresa Acueducto y Alcantarillado de Pereira S.A (2017) por daños estructurales.

Debido a las investigaciones que  desarrolló la Empresa de  Acueducto y Alcantarillado de Pereira S.A (2017), sumadas a las que en 2018 hizo la empresa consultora  Sala de  Ingeniera de Manizales S.A. se detectó   una amenaza a través de informes. Los hallazgos hicieron parte de los titulares en la prensa regional:

'Quebrada La Dulcera podría generar emergencias', informó Caracol Radio en el 2017, señalaba cómo fue que se expidió un decreto de calamidad pública en el sector de la Avenida Juan B. Gutiérrez para evitar la licencia de construcción en las nuevas obras, esto por el mal estado en que se encuentra el box coulvert de la quebrada La Dulcera.

En ese mismo año el periódico ‘El Tiempo’ tituló en una de sus notas periodísticas: ‘La quebrada La Dulcera prueba lo amargo del 'progreso'’, en donde mencionan a Mauricio Gómez y su indignación con las entidades públicas, dado que manifiesta su enojo sobre el tipo de ciudad que permiten las autoridades: “¿Una que se respalda en vacíos legales, desafía a los ciudadanos y sus derechos?” (Gómez, citado en El Tiempo, 2017).

Estas fueron unas de las noticias que circularon en la ciudad después del estudio presentado por la empresa Acueducto y Alcantarillado de Pereira S.A (2017), sin embargo, ambas informaciones  pasan por alto la explicación detallada del peligro que se determina en las investigaciones realizadas en el sector Pinares y no cuentan con mucha profundidad del problema. En la actualidad La Dulcera no es conocida por muchos de los pereiranos por la poca información trasmitida en la ciudad y, al parecer, solo los habitantes del sector identifican la canalización y sus problemas estructurales.

Los propietarios de viviendas del sector Pinares, que tienen mucho más conocimiento del tema y están informados por completo de la situación, sienten más de cerca el miedo por no saber que les espera en el futuro, han enviado cartas a la Alcaldía, han hecho reuniones entre los vecinos, es más, hay una demanda en el Tribunal Administrativo de Risaralda y no hay respuesta alguna. Y hasta ahora el año 2020 es un tema que todavía se comenta en el Concejo Municipal de Pereira, pero sin dar solución. Para escuchar toda la sesión del 21 de mayo del presente año dele clic aquí. 

El municipio conoce del riesgo que afrontan, no hay seguridad física en los  hogares, son alrededor de 550 personas que viven en la zona expuestas al peligro que corren sin contar los ciudadanos que caminan a diario por el sector y aparte de eso no cuentan con el dinero para poder solucionar el problema, tampoco existe un apoyo externo que obligue al municipio a realizar su labor y las acciones necesarias para darle bienestar a la comunidad.  A esto se suma lo que los vecinos de Pinares califican como desinformación ante los problemas graves que se presentan en la ciudad y que pueden afectar a toda  Pereira.

Jairo Nieto, habitante del barrio exclamó que, Egoyá sí le dieron solución porque es una zona en donde transita una alta cantidad de personas, además se veían involucradas instituciones importantes como Centro Cultural Lucy Tejada, teatro Santiago Londoño y Centro Comercial Victoria, pero al sector de Pinares no les brindan respuesta, conjunto a eso les solicitan que deben pagar un estudio para saber qué tan grave puede ser la situación.

La historia de Pereira ha dejado sin duda una ciudad llena de pujanzas y de desarrollo, además los sectores como la construcción han encontrado espacios para el crecimiento y urbanización de esta misma, no obstante a través del tiempo se ha evidenciado los errores que se cometieron en la construcción de las canalizaciones de las quebradas, estas fueron sepultadas y olvidadas como lo menciona Víctor Zuluaga.

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